

La llaman la manzanilla imposible porque está al límite de la crianza biológica bajo eterno velo de flor.
Tras dos años de crianza estática y 9 criaderas se embotella solo por encargo.
Representa la esencia de la albariza, de las soleras de botas centenarias y del cuidado y esmero en Bodegas Yuste.
A la vista es de color oro viejo, limpio y brillante.
Su nariz, de intensidad aromática media-alta, destaca por sus notas de frutos secos y levadura, recuerdos a brisa marina con toques salinos y yodados. Notas de tiza, muy mineral, compleja y elegante.
Su boca: rotunda, seca, salina y a la vez, muy fresca y ligera, de paso firme, envolvente y toques de frutos secos y notas tostadas. Rotundamente larga y persistente.
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